23 de noviembre de 2021
Los músculos permiten al ser humano realizar movimientos y desempeñar las Actividades de la Vida Diaria. Entre sus funciones principales, se encuentran la respiración, el mantenimiento postural, el equilibrio y la protección de órganos vitales (Dave et al, 2021). Como cualidad principal, destaca su capacidad de contracción, para mantener o poder desplazar una carga, facilitar el movimiento o mantener la postura. Así pues, encontramos tres tipos principales de contracción: Excéntrica: contracción muscular en alargamiento muscular. Concéntrica: contracción con acortamiento muscular. Isométrica: genera tensión sin variar su longitud. Por tanto, la Fuerza se describe como la capacidad de contracción muscular para vencer una resistencia. La Fuerza se ve influenciada por factores tanto morfológicos como neuronales. Conceptos como área de sección, arquitectura muscular, complianza, reclutamiento, sincronización neuromuscular, inhibición neuromuscular o la frecuencia de disparo se entrelazan ante la demanda muscular. ESCLEROSIS MÚLTIPLE Y FUERZA MUSCULAR Los pacientes con Esclerosis Múltiple ven disminuida la fuerza, la potencia y la resistencia de forma pronunciada, especialmente ante demandas submáximas en contracciones dinámicas rápidas en los miembros inferiores. Por lo general, existe una asimetría en la producción de fuerza máxima entre ambos miembros inferiores (cuádriceps) en el 20-60% de los usuarios y un decremento en la producción máxima de fuerza isométrica voluntaria en el 56-79% de los pacientes (Kora et al, en un estudio sobre 390 pacientes con EM. 2020). No obstante, Medina-Pérez en su estudio, encuentra que trabajar a unas intensidades del 80% de la contracción máxima voluntaria, es la forma más efectiva de entrenamiento en pacientes con EM remitente-recurrente. El entrenamiento de la resistencia de forma progresiva, mejora la función muscular (Jôrgensen et al, 2017), mientras que Mañago refleja en su estudio, que el trabajo de la fuerza mejora la marcha (Mañago et al, 2017). Así mismo, el trabajo de la Fuerza Máxima (superior al 90% de la RM), mejora la percepción de la fatiga durante al menos 10 semanas tras finalizar un programa de ejercicios. Por lo general, el entrenamiento excéntrico proporciona beneficios similares a los entrenamientos de resistencia progresiva en test funcionales, sin embargo, Claudia Elina, en su estudio experimental con 52 pacientes, encuentra mejor transferencia de los excéntricos a las actividades de la vida diaria (Patrocinio de Oliveira CE, et al, 2018; Castilla la Mancha). Para el entrenamiento de la fuerza, es preferible los programas estructurados vs libres. El resultado está influenciado especialmente por la Carga, Intensidad, Progresión y VARIABILIDAD DEL ESTÍMULO. CONCLUSIÓN : Para la mejora de la fuerza, es imprescindible el trabajo activo voluntario.